Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 13 segundos

¿Cómo lidiar con el miedo a que nos hagan daño?

Confiar es confiar

Que nos hagan daño es algo que no podemos evitar, por más que creemos que nos podemos proteger, siempre encontraremos alguien o algo que nos hieran y nos hagan ver la vulnerabilidad que tenemos para algunas cosas. Y que esto es algo normal, lo malo de todo esto, es cuando por protegernos no somos conscientes del daño que nos estamos haciendo.

El temor a que nos hagan daño surge cuando nos dimos por completo en lugares donde no supieron valorarnos. Recuerdo esa sensación extraña que sentí cuando en mi peor momento la “persona que era mi pareja”, me traicionó de la peor manera que se le puede traicionar a alguien. Esa persona me conocía, sabía mis miedos a que jugaran o se aprovecharan de mis sentimientos y aun así no tuvo la valentía de irse por lo sano y no hacer daño. Después de esa situación cuando ves como te pueden herir sin piedad alguna, te proteges y vas a la defensiva. No era consciente de ello, hasta que otras personas me lo decían.  Estaba muy vulnerable o mega resentida con cosas del pasado. No pediré disculpa por ello, pero, confiar de nuevo es algo que vez imposible cuando te rompen en millones de pedazos.

Ese miedo es normal, es tu forma de protegerte, sabes lo que viviste y lo que no quieres repetir de nuevo. Pero, esto es muy peligroso, porque no dejas espacio a nuevas personas en tu vida. Y aunque parezca muy cliché decirlo “No todo el mundo quiere hacerte daño” “No todas las personas son iguales que aquellas que una vez te llegaron a lastimar” Y esto también nos lleva a creer que ya no somos merecedores de cosas bonitas. No, una mala experiencia es una mala experiencia, no debería ser el condicionante para que no vuelvas a sentirte merecedora de personas valiosas.

La única manera que nos podemos sanar de estas heridas es amando de nuevo y no te hablo de relaciones sentimentales con otra persona. Te hablo de amarte a ti, perdonarte por esas cosas que no viste venir. Amar a los tuyos, tus amigos, tu familia y esas personas que a pesar de todo te quieren tal como eres.

Para lidiar con este miedo lo recomendable es saber que hay detrás o saber en realidad a que le estamos temiendo. ¿Miedo al abandono? ¿Miedo a ser sustituido por otra persona? ¿Miedo a entregarte y salir con las manos vacías? ¿Miedo a que te rompan de nuevo el corazón? ¿Miedo a las mentiras? ¿Miedo a seguir perdiendo tiempo en el amor? ¿A que le temes? ¿Qué no quieres repetir?

No olvidamos, por más que queremos hacerlo, no olvidamos como nos llegamos a sentir cuando las personas que más hemos confiado nos hicieron daño sin nosotras verlo venir. Por eso, si vas a seguir con esa persona, después de x situación, habla de como te sientes, mantengan una conversación honesta y sincera. Porque nunca se comienza desde 0 con alguien que en un momento nos llegó a lastimar. Para ello, se necesita mucha madurez emocional de ambas partes, un perdón sincero y establecer nuevas reglas en la relación.

No todo el mundo es igual, no todas las personas que quieren entrar en tu vida buscan hacerte daño. Y no es justo para ti, ni para otras personas que te protejas tanto y no quieras abrirte.  La desconfianza nunca nos permite ver las cualidades positivas de los demás.

Entregarse de nuevo tiene su riesgo, lo sabemos, pero también tenemos la posibilidad de que esta vez podemos ganar y no salir heridas. Y solo se consigue, cuando nos lanzamos, confiamos y hablamos claramente de lo que tememos.

Desnudarse y mostrar la vulnerable que somos no siempre es algo que queremos hacer con un extraño. Siempre es más fácil ocultarse que mostrarse, pero eso también es hacernos más daño de lo que otros nos pueden llegar a hacer. Hablar de tus sentimientos y tus temores te libera, te aleja de las falsas expectativas.

NADIE QUIERE SUFRIR EN SU VIDA, pero es algo que por más que nos protejamos no podemos evitar. Una relación donde jugaron, alguien se aprovechó o te descartó de la noche a la mañana como un objeto de usar y tirar, te puede dejar muy marcada. Pero esas heridas o cicatrices del pasado siempre irán con nosotras, mostrando lo valientes que fuimos en darnos enteras en los lugares equivocados.  Pero, de todas experiencias algo aprendimos, sabemos identificar cuando nos ofrecen migajas o amores a medias.

El temor por sufrir es real, lo conocemos, ponemos un muro emocional y evitamos que otras personas se acerquen, pero tarde o temprano, si amar es una de tus virtudes, volverás hacerlo.

Amar siempre conlleva su riesgo, porque la otra persona esta en su derecho de no darte nada, pero lo más natural es recibir lo mismo de los lugares donde supuestamente nos quieren.

Evita seguir siendo la victima de tu historia, que de seguro lo eres, de seguro esa persona es lo peor y merece que ahora mismo le odies y le desees que pase lo mismo que viviste a su lado.  Por tu paz interior no mereces más cargar con ese pasado. Ahora necesitas espacio para curarte, para confiar primero en ti y luego darte de nuevo. Los corazones rotos siempre se recuperan.

El miedo a volver a confiar en un desconocido nos vuelve más fríos, tristes, amargados y vacíos por dentro. Y no mereces protegerte tanto que al final te hagas tanto daño con sentimientos y emociones tan tóxicos. 

Por más doloroso esas historias del pasado recuerda NO SIEMPRE TIENES QUE VIVIR LO MISMO. Y no, no siempre vamos a volver a coincidir con esas clases de personas que aman hacer daño. Siguen quedado personas buenas y lo sabes.

Alexa ❤

Loading

Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.