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Adiós 2020 gracias por nada, ya puedes irte

Sin duda alguna este año será el año que estará marcado en la historia. Un año donde un virus nos enseñó a detenerlos, vivir en pausa y lidiar con el miedo. Miedo al no saber cuándo se iba a terminar la pandemia, los encierros, los toques de queda. ¿Quién nos diría que seríamos parte de una pandemia en pleno siglo XXI? Cosas de la vida. Quizás al igual que yo en este año llegaste a tener miedo, incertidumbre y sensación de que estabas viviendo en medio de una película de Hollywood. Este año aprendí que la ciencia ficción le queda muy pequeña a nuestra realidad. Un año triste, en pocas palabras un año de mierda, para muchos. Pero, a pesar de lo caótico que ha sido, aquí estamos, quizás no en el lugar que queríamos estar, pero, estamos vivos y créeme que eso siempre es ganancia, comparado con todo lo que hemos perdido. 

2020 me enseñó a detenerme, a no hacer tantos planes para el mañana, vivir un día a la vez, cosa muy difícil en las personas que tenemos ansiedad. Necesitamos tenerlo todo en el ahora. Una de mis asignaturas pendientes es AMAR LA INCERTIDUMBRE, no puedo con ella y sin duda alguna, este año me tocó surfear e incluso bailar con ella. Aprendizajes, de eso consiste la vida, aprender y en algunas ocasiones desaprender para poder seguir. 

La cuarentena emocionalmente fue duro, viviendo lejos de casa en algunas ocasiones tenía miedo, mucho miedo a contagiarme con el virus, ya que prácticamente me encuentro sola donde vivo.  Luego tenía miedo de que algún familiar también lo tuviera. Vivir en el extranjero es siempre tener el corazón dividido en dos lugares. Un año donde el miedo fue el segundo virus, era impresionante ver cómo se veía el miedo en las caras de las personas. Y cómo las personas tenían miedo a ser contagiados por el puto virus que nos ha cambiado la vida. 

Ojo: años de mierda, todos hemos tenido. Y gracias a esos años hemos mejorado muchas cosas de quienes somos. Sin duda alguna este año por más lento que ha sido, de seguro nos servirá para algo más adelante. Para ver nuestra capacidad de resiliencia y la fortaleza que tenemos de adaptarnos a los cambios y aprender a surfear con el caos. 

¿Con qué me quedo de este año?

Para ser un año caótico no hay que negar que en ella quizás hemos vivido cosas bonitas. Cada etapa vivida nos deja un aprendizaje, que no siempre tiene que ver con encontrar el lado POSITIVO, no todo lo que nos pasa tiene un lado positivo. Lo negativo también es parte de la vida. 

Sin duda alguna mi lista puede ser larga:

Me quedo con los abrazos recibidos.

Por las llamadas con algunas de mis seres queridos y darme compañía a pesar de la distancia. 

Me quedo con la alegría de saber que mi familia está bien.  

Me quedo con el regalo de tener salud, no haber pisado un hospital en este año. 

Me quedo con las veces que he caído emocionalmente hablando, en este año. Porque soy humana y me doy el permiso de romperme las veces que sean necesarias. 

Con mis miedos, mis pensamientos cargados de verdades y mentiras. 

Me quedo con las cosas que he aprendido de mí, mi fortaleza de aprender a seguir cuando creía que no podía hacerlo. 

Me quedo con el aprendizaje de cada nueva persona que ha entrado en mi vida. 

Me quedo con el amor en todo el sentido de la palabra. 

Me quedo con cada ataque de ansiedad que he tenido, han sido muchos. 

¿Qué aprendí?

  • A no dejar tantas cosas para el después 
  • A valorar más la vida. 
  • Demostrar siempre a mis seres queridos que ellos son importantes para mí. 
  • A cuidar de mí en medio del caos.
  • Amar la incertidumbre. 
  • Vivir un día a la vez. 
  • Aceptar y reconocer que mis miedos no son reales. 
  • Que a veces no tenemos el control de todo. 
  • Que cuando todo va mal, también puedo bailar. 
  • Abrazar la tristeza. 
  • Amar la soledad. 
  • Confiar más en mí.
  • Soltar cosas. 
  • Dejar ir personas. 
  • Liberarme de algunas secuelas emocionales. 
  • Bailar mucho incluso estando triste. 
  • No obsesionarme con la felicidad. 
  • Agradecer más. 
  • Quejarme con la intención de hacer cambios. 

Despedirse de un año siempre trae un poco de nostalgia, pero también de alegría, a pesar de lo duro que ha sido navegar por este caos de pandemia, seguimos de pie. 

A veces creemos que despedirse de un año es creer que el otro será mejor, año nuevo no siempre tiene que ver con vida nueva. Pero, no caigas en la trampa de hacer una lista de objetivos que no vas a cumplir. Vive sin prisa de cara al mañana, siendo consciente de que el futuro siempre va a depender de nuestro presente.  Eso es salud mental y alejarnos de la frustración de no haber conseguido algo que deseamos conseguir. Que pase lo que tenga que pasar y punto. 

Adiós 2020

Gracias infinitas por todo, no eres de mis mejores años. Pero sin duda alguna tampoco eres el peor. Has dejado cosas bonitas, me has ayudado a amar la soledad y es algo que siempre te estaré agradecida.  Gracias por enseñarme a DETENERME Y ESCUCHARME. Hacer pausa en la vida es importante para poder seguir. Con toda la pausa vivida en este año de seguro sabes donde mereces quedarte y donde no vale la pena hacerlo. 

Te invito

A que hagas un balance de este año. Busca lápiz y papel, escribe libremente tus aprendizajes, tus pérdidas, tus ganancias, las cosas que te tocó soltar, las que has conservado. Las personas que siguen a tu lado. Agradece por lo que tienes, nunca es poco, aunque creemos que lo es. No planifiques tanto para el próximo año y si es así, pon en primer lugar el cuidar un poco más de ti. Reconoce que estamos de paso y aunque a veces nos cuesta un poco ser “Feliz” intenta serlo. Nada nos vamos a llevar de esta tierra, solo experiencias, recuerdos, alegrías y penas vividas. Enfócate en lo que en realidad importa. 

Ten presente que cosas no quieres seguir cargando contigo en el próximo año. Deja de retener cosas e incluso personas que no quieren o pueden seguir a tu lado. Deja espacio para nuevas experiencias, cosas, personas, que de seguro quieren entrar en tu vida. Y feliz año, gracias por leerme. 

Alexa ❤

Imágenes de: Adobe Stock

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.