Enamórate sin olvidar la relación que tienes contigo misma
Entras en una relación y te dejas en una esquina abandonada. Te conviertes en amiga, hermana, madre, salvadora, cuidadora y todos los roles que se pueden desempeñar, ahí estás disponible a sostenerlos para que la relación funcione. Y qué decir, la sensación de frustración se hace presente porque en ese dar, te has olvidado por completo de ti.
Amiga, mi regla de oro para sostenerme es: recuerda que tienes una relación contigo misma. Y no te hablo solo de relaciones sentimentales, lo puedes aplicar a cualquier vínculo.
No puedes estar siempre disponible para los demás y cuando eso sucede es probable que no tengas espacio para estar contigo misma.
Deja de fallarte a ti misma, para que otros decidan quedarse.
¿Quién eres tú cuando estás en una relación?
¿Qué cosas dejas de hacer por ti, cuando estás construyendo una relación con otra persona?
¿Cómo cuidas los límites que tienes contigo misma cuando el amor se hace presente?
¿Qué planes tienes contigo, sin tu pareja?
Perderse en una relación y no saber cuál es el camino de regreso para estar a gusto con una misma, se puede convertir en un dolor de cabeza. ¿Qué pasó? ¿En qué lugar me dejé? ¿Desde cuándo me estaba alejando de mí y no pude darme cuenta? Estas preguntas suelo escucharlas en consulta y no siempre es “fácil” sostenerlas y darnos cuenta de la importancia de elegirnos cuando estamos eligiendo a otra persona.
Hay cosas que son cruciales para sostener relaciones sanas y sin duda alguna, cuidar la relación con una misma es una de esas cosas que no “DEBERÍAMOS” NEGOCIAR. Y no va de fórmula mágica sostener una relación bonita con una misma, solo tienes que ver todo lo que ofreces para que te elijan. Comienza a darte eso a ti misma.
En esa fase de euforia donde el enamoramiento llega siendo un huracán de categoría 5, lo único que queremos es agradar, cuidar, sostener, ser una buena opción para que esa persona se quede, que no te digo que está mal. Todo lo que hagas (cosas buenas) para sostener un vínculo afectivo tiene su mérito. Pero, no pases por alto, haz por ti misma lo que haces por esa relación. Punto de equilibrio.
Siempre escucho “lo ofrecí todo y me quedé vacía, sin nada” cuando lo das todo y no dejas nada de reserva para ti, estás firmando un contrato de una crónica de una muerte anunciada.
No quiero que te sientas culpable, créeme que es mucho más ´´fácil” perder en una relación que mantenerse en pie en ella.
¿Qué sucede cuando nos perdemos en una relación?
De principio, no darnos amor, apoyo, cariño de nuestra parte. Y creer que una relación es el único sendero para conseguir el amor.
Cuando nos perdemos en una relación nos anulamos, no estamos en la ecuación de ese lugar. Giras alrededor de la relación y si esa relación desaparece, tú también lo haces.
No hay espacio para ser honestas con una misma y escucharnos. Amiga, esta parte es terrible, te recomiendo saltártela.
Perderse en una relación es un billete asegurado para ir en primera clase con destino para aterrizar en una relación tóxica, de dependencia emocional o económica.
Este viaje intenso con muchas turbulencias emocionales, podemos intentar no transitarla, no nos hace falta.
Dejarás de olvidarte de ti dentro de tus vínculos, cuando comiences a sanar, sostener con amor y respeto la relación que tienes contigo misma.
¿Qué vas a necesitar?
Dedicar tiempo para observar quién fuiste, eres y deseas ser en una relación.
Un viaje al pasado para ver tus heridas, tus creencias, tus patrones.
Un viaje al presente para sanar, dejar de culparte, responsabilizarte de la parte que te corresponde. Autocompasión, por favor.
Un viaje al futuro para visualizar, verte en otros escenarios, verte poniendo límites, verte teniendo conversaciones incómodas, verte sosteniendo contigo misma una relación que ya no vas a descuidar.
¿Dónde están tus necesidades cuando entras en una relación?
Sé que el enamoramiento nos puede llegar a cegar, que locura. Es tan intenso todo lo que se vive que se nos olvida lo que traemos en nuestro equipaje. Sí, ese equipaje lleno de sueños, miedos, inseguridades, deseos, proyectos, expectativas y necesidades.
La otra persona no va a poder adivinar lo que quieres o necesitas si no eres capaz de expresarlo. Cuidado, pedir no es lo mismo que imponer ni mucho menos obligar.
Pedir es un recordatorio de que venimos con necesidades, que hay cosas necesarias para seguir en ese lugar, que tenemos muy claro de nuestra parte que haremos para seguir sosteniendo lo que ambos queremos construir.
No puedes hablar de algo que no conoces y que mucho para ti son importantes de priorizar y valorar. Tienes que conocer tus necesidades para poder ponerlas sobre la mesa y no sentir culpa o miedo a cómo la otra persona va a reaccionar.
¿Dónde están tus necesidades? ¿Qué esperas sentir? ¿Qué esperas disfrutar, compartir, crecer en ese lugar?
Sé honesta contigo
Aquí entra una parte necesaria para sanar nuestra forma de relacionarnos con el amor, HONESTIDAD.
Sé honesta contigo.
Escúchate.
Observa quién eres en el amor. Sin castigarte, juzgarte o criticarte.
Mira tu equipaje, ese que llevas a tus relaciones ¿Qué hay dentro de ese equipaje? ¿Qué hay para dar? ¿Qué hay para ti?
Anularse, romperse, no es amor
Puede ser cualquier cosa, pero no tiene nada que ver con el amor.
Créeme que el amor no te pedirá que te rompas, que te anules, que te pierdas dentro de una relación para que ella se haga presente.
Cuando entras en ese juego de perderte, pasarás a reclamar, creer que la otra persona tiene que cambiar para que la relación pueda llegar a funcionar.
Cuando nos desvivimos por la pareja, estamos dejando claro el tipo de relación que tenemos con una misma. Es imposible que, teniendo una autoestima sana, coloques a la otra persona en un lugar donde tú no estás presente.
En resumen
El amor sano es recíproco.
El amor sano trae paz.
El amor sano hay un nosotros, equipo.
En el amor sano, hay espacio para cuidar de ti.
En el amor sano hay responsabilidad afectiva, nadie se aprovecha de nadie.
Alexa Dacier
Psicóloga online
Terapeuta sexual y de pareja
Te veo en consulta, hay espacio disponible para acompañarte.