¿Cómo no abandonarse a nivel emocional cuando no estamos pasando por nuestro mejor momento?
Una de las coas que mayormente hacemos cuando estamos pasando por un mal momento es abandonarnos emocionalmente hablando.
Acarreamos con la culpa, nos castigamos por la situación difícil que estamos viviendo y nos cuesta entender que a pesar de estar pasando por un mal momento es compatible escucharnos, sostenernos e incluso cuidarnos.
Pasar por un momento difícil es una experiencia inevitable en la vida. Sin embargo, no siempre sabemos como gestionar de la “mejor manera posible”. La capacidad de no abandonarse emocionalmente en tiempos de crisis es crucial para mantener un equilibrio y seguir adelante.
A continuación, exploraremos diversas estrategias y prácticas que te pueden ayudar a no caer en el abandono emocional cuando enfrentamos adversidades.
1.Honestidad contigo misma y tu proceso
El primer paso para no abandonarse emocionalmente es reconocer y aceptar que estamos atravesando un mal momento. Es normal sentir tristeza, frustración, miedo o ansiedad en situaciones difíciles. Negar estas emociones solo agrava el problema y puede llevar a un mayor desequilibrio emocional. Aceptar nuestras emociones nos permite procesarlas de manera más saludable y buscar soluciones adecuadas.
2. Mantener una rutina
Durante los periodos de estrés, mantener una rutina diaria puede proporcionar una sensación de normalidad y control. Las actividades diarias, como levantarse a la misma hora, comer saludablemente y realizar ejercicio, ayudan a estructurar el día y a evitar la sensación de caos. Una rutina estable también puede reducir la ansiedad y proporcionar un sentido de propósito.
3. Apoyarte en otras personas
El apoyo social es un componente esencial para no abandonarse emocionalmente. Hablar con amigos, familiares o incluso un terapeuta puede brindarte consuelo y perspectiva. A veces, simplemente expresar lo que sentimos y saber que no estamos solas puede marcar una gran diferencia. No debemos subestimar el poder de una conversación sincera o el impacto positivo de pasar tiempo con seres queridos.
4. Practicar el autocuidado
El autocuidado es fundamental para mantener el equilibrio emocional. Esto incluye cuidar de nuestro cuerpo, mente y espíritu. Actividades como dormir lo suficiente, comer de manera balanceada, hacer ejercicio y practicar la meditación o el mindfulness son esenciales. También es importante dedicar tiempo a actividades que nos brinden alegría y relajación, como leer, bailar, escuchar música o disfrutar de la naturaleza.
5. Establecer límites
Aprender a decir “no” y establecer límites es crucial para proteger nuestra salud emocional. Durante tiempos difíciles, es importante no sobrecargarnos con responsabilidades adicionales que puedan aumentar nuestro estrés. Establecer límites claros con los demás nos permite conservar energía y enfoque en nuestra recuperación emocional.
6. Céntrate en lo que puedes sostener
Aunque puede ser difícil, intentar enfocarse en lo que podemos sostener, puede cambiar nuestra perspectiva. Practicar la gratitud, escribir en un diario las cosas buenas que nos suceden cada día y recordar los logros pasados puede ayudarnos a mantener una visión más equilibrada de la vida. Esta práctica no niega las dificultades, pero nos recuerda que también hay aspectos positivos y motivos para seguir adelante.
7. Buscar ayuda profesional
Si las emociones negativas son abrumadoras y persistentes, buscar ayuda profesional es una opción recomendable. Un terapeuta puede proporcionar herramientas y técnicas específicas para manejar el estrés y la ansiedad. La terapia puede ser una forma efectiva de explorar y entender nuestras emociones en un entorno seguro y de apoyo.
8. Evitar el aislamiento
El aislamiento puede ser una respuesta común durante los momentos difíciles, pero suele agravar los sentimientos de soledad y desesperanza. Hacer un esfuerzo por mantener el contacto con otros, participar en actividades sociales y compartir tiempo con personas que nos importan puede mejorar nuestro estado emocional. Incluso pequeños gestos, como una llamada telefónica o una salida corta, pueden tener un impacto positivo significativo.
9. Cultivar la resiliencia
La resiliencia es la capacidad de recuperarse de las adversidades y es una habilidad que se puede desarrollar con el tiempo. Practicar la resiliencia implica aprender a adaptarse a las circunstancias cambiantes y a mantener una perspectiva positiva frente a los desafíos. Podemos fortalecer nuestra resiliencia a través de la autorreflexión, el aprendizaje continuo y el desarrollo de una mentalidad de crecimiento.
10. Practicar la autocompasión
Ser compasivas con nosotras mismas es crucial durante los momentos difíciles. En lugar de juzgarnos o criticarnos por nuestras emociones, debemos tratarnos con la misma amabilidad y comprensión que ofreceríamos a un amigo en una situación similar. La autocompasión nos permite ser más amables con nosotras mismas y reducir el impacto del estrés emocional.
11. Establecer metas realistas
Establecer metas realistas y alcanzables puede proporcionar un sentido de dirección y propósito. Dividir grandes tareas en pasos más pequeños y manejables nos permite avanzar de manera constante sin sentirnos abrumados. Celebrar los pequeños logros en el camino también puede mejorar nuestra motivación y autoestima.
12. Evitar hábitos destructivos
Durante los momentos difíciles, es común recurrir a hábitos destructivos como el consumo excesivo de alcohol, el abuso de sustancias o la alimentación poco saludable. Estos comportamientos solo proporcionan un alivio temporal y pueden llevar a problemas adicionales a largo plazo. En lugar de ello, debemos buscar formas saludables de manejar el estrés y cuidar de nuestro bienestar físico y emocional.
13. Mantener una perspectiva a largo plazo
En momentos de crisis, es fácil quedar atrapados en el presente y perder de vista el panorama general. Hay que recordar que las dificultades son temporales y que con el tiempo las cosas pueden mejorar nos ayuda a mantener la esperanza. Adoptar una perspectiva a largo plazo nos permite ver más allá de los problemas inmediatos y enfocarnos en nuestras metas y sueños a largo plazo.
14. Conectar con nuestra espiritualidad
Para algunas personas, la espiritualidad puede ser una fuente significativa de consuelo y fuerza. Esto no necesariamente implica la religión; puede incluir cualquier práctica que nos conecte con algo más grande que nosotras mismas, como la meditación, el yoga o pasar tiempo en la naturaleza. Conectar con nuestra espiritualidad puede brindarnos una sensación de paz y propósito durante los momentos difíciles.
15. Mantenerse informado, pero con límites
Estar informado sobre lo que sucede en el mundo es importante, pero el exceso de noticias negativas puede aumentar la ansiedad y el estrés. Es fundamental encontrar un equilibrio, limitando el tiempo que dedicamos a consumir noticias y seleccionando fuentes de información confiables. En su lugar, podemos enfocarnos en actividades que nos brinden alegría y bienestar.
Conclusión
No abandonarse a nivel emocional durante los momentos difíciles es una habilidad que requiere práctica y compromiso. Al implementar estas estrategias, podemos fortalecer nuestra resiliencia emocional y encontrar formas saludables de enfrentar las adversidades. Recordemos que es normal tener altibajos emocionales, y que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza y autocuidado. Con el tiempo y el esfuerzo, podemos superar los desafíos y salir fortalecidos de las experiencias difíciles.
Con Cariño: Alexa Dacier
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