Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 34 segundos

Amiga, hablemos de tu autoexigencia

Te lo confieso, en muchas ocasiones la autoexigencia se instala y deshacerme de ella no es nada fácil. Como si fuera un virus que viene para destruirme, eso es lo que siento en algunas ocasiones. Una presión emocional para conseguir cosas que quizás no dependen de mí en este momento. Hacer, hacer, hacer, hacer, hacer, hacer, así es la dinámica de la autoexigencia.

No eres un robot, deja de castigarte por no estar donde “se supone” que tenías que estar. Eres un ser humano, con su contexto y circunstancias que a veces no te permiten hacer todo aquello que quieres hacer en tu vida.

Lamentablemente la autoexigencia no viene sola, viene con otras emociones; culpa, miedo, inseguridades, baja autoestima, dureza con uno mismo. Por eso, cuesta mucho sostenerla en algunas ocasiones. Detrás de la autoexigencia se esconde la sensación de querer ser perfecta, como si tuviéramos poder para conseguirlo.

Necesitamos mirar hacia dentro para ser consciente de esa autoexigencia y ver de dónde viene. Porque a veces viene de la sensación de querer buscar desesperadamente la aprobación de los demás.

En la vida adulta las exigencias siempre estarán presentes, no podemos huir de ellas. Al final necesitamos ser exigentes con nosotras si queremos conseguir cosas. Pero, el problema surge cuando eso se convierte en autoexigencia y viene con muchos machaques de nuestra parte.

Detrás de la autoexigencia hay mucha ansiedad, porque sientes que necesitas hacer más o incluso que lo que haces no es SUFICIENTE. ¿Cómo se puede medir eso? Y qué agotador es despertarte todos los días con la intención de dar “lo mejor de ti” a cualquier precio.  

La autoexigencia no te permite conectar con la satisfacción y mucho menos con el poder disfrutar de las cosas que vas consiguiendo. Ya que detrás de tu autoexigencia el perfeccionismo se esconde, siempre estás creyendo que puedes hacer más de lo mucho que ya haces.

Amiga, es desgastante tener esa autoexigencia activa todo el tiempo. Baja un poco el volumen de tu autoexigencia e intenta subir el volumen de la autocompasión.

Se compasiva contigo cuando esa autoexigencia se haga presente. Recuérdate; mereces recibir amor de tu parte. Mereces compresión de tu parte. Mereces respetar tu tiempo para poder conseguir aquello que tanto deseas.

Te llevarás mejor con la autoexigencia cuando eres consciente de ver ¿de dónde viene?  ¿Cómo te sientes cuando esa autoexigencia se instala? ¿Qué te dices cuando la autoexigencia te visita? No se trata de huir de ella, porque al final los seres humanos sentimos lo que sentimos. Lo que tenemos que hacer es poder vigilarnos con amor, con paciencia y mucho respeto.

La autoexigencia es caer en una tortura permanente en búsqueda de una perfección inexistente. Es un juego de castigarte y me imagino que cuando lo haces, te sucede como a mí, lo hacemos con mucha dureza e incluso crueldad. Así somos querida mía.

La autoexigencia te lleva a vivir bajo la sombra de frustración y eso a veces nos consume emocionalmente hablando. Frustración que te impide ver todo lo bien que ya lo estás haciendo.

La autoexigencia es una conducta, aprendida, quizás forma parte de tu dinámica de relacionarte contigo misma.

La autoexigencia es sentir de manera permanente:

·        Que tienes que ser una buena hija.

·        Que tienes que ser buena pareja.

·        Que tienes que poder con todo.

·        Tienes que controlarlo todo.

·        Que no debes mostrarte vulnerable.

·        Que tú puedes sola, no necesitas la ayuda de nadie.

·        Siempre están primero los demás y luego tú.

·        Que solo haciendo las cosas “bien” podrás ser reconocida por los demás.

Amiga, la autoexigencia es el no vivir en plenitud contigo misma. Nada te satisface, nada te llena, nada lo haces bien. Sensación de no valer, de no ser suficiente. Esa misma autoexigencia te lleva a anularte, porque no te reconoces en muchas ocasiones.

Por más que te esfuerces, por más que te entregues, tu autoexigencia te dice que no has hecho nada, que puedes hacerlo mejor, que puedes dar más. Nunca LO QUE HACES ES SUFICIENTE. ¿Por qué tiene que ser suficiente? ¿Con qué bala mides eso?

La autoexigencia también te hace querer cumplir los mandatos de otros, los famosos “deberías” intenta eliminarlos de tu vida, si quieres ser feliz.

Entiendo que quieras conseguir tus metas, que te esfuerces mucho para obtener aquello que deseas, pero, cuidado. Cuando te desgastas en ese intento de conseguir, no disfrutas el proceso, e incluso puedes odiar el proceso.

Creer que tienes que dar más y no medir cómo te sientes, eso es la autoexigencia. Es presionar de ti, hasta quedarte sin aire, porque según tú, siempre puedes o debes hacer más, más y más.

¿De dónde viene esa autoexigencia?

Analiza tus experiencias vitales, no tienes que ir lejos. Si vienes de un contexto donde te han enseñado a ser dura contigo misma, es normal que tu nivel de autoexigencia sea tu fiel compañera. Tendrás que hacer las paces con tu historia para poder sostenerte cuando la autoexigencia aparece.

Baja autoestima:

Y de seguro creías que ser exigente contigo misma a nivel extremo era tener una buena autoestima. Y no es así, cuando tienes una autoestima sana, no te exiges aquello que no puedes hacer por ahora.

La autoestima sana no te pide colarte en un lugar que no depende de ti. Eres consciente de lo que tienes y de lo que puedes dar.

La competencia constante con los demás o contigo misma

A veces estamos intentando ser alguien que no podemos ser. A veces queremos tener cosas que en realidad no sabemos para qué lo queremos. A veces comenzamos a competir con otras personas que están en un lugar que nos encantaría estar, pero, no evaluamos como esas personas llegaron ahí, que perdieron y que les costó ese “éxito”.

Deja de ser tan dura contigo.

Deja de machacarte por cosas que quizás no dependen de ti en estos momentos.

Esfuérzate, lucha, haz todo lo posible para ver tus sueños hechos realidad. Pero, sin romperte, sin anularte, sin perderte, sin la necesidad de buscar la aprobación de los demás como un premio a conseguir.

Te envío un fuerte abrazo

¡Te veo en consulta!

Alexa

Psicología online

Terapia de pareja y sexología clínica

Imágenes: Adobe Stock

Loading

Avatar del usuario

Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.