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A veces todo no está bien y es válido

Bienvenido al mundo real, donde a veces todo no está bien y es válido. Vivimos en una sociedad donde mostrar nuestros sentimientos negativos es un pecado mortal y te pueden condenar por eso. Tenemos respuestas automáticas para responder que siempre estamos bien. Recuerdo que una vez iba en el bus, me había mareado y una amiga me llamó, me preguntó como estaba y automáticamente le dije que me encontraba bien, reaccioné y me di cuenta como estamos preparados para decir lo que el otro quiere escuchar. En ese momento comencé a cambiar mi respuesta y decir lo que me estaba sucediendo, esto no es ir por la vida quejándonos y con un papel de víctima, es la tarea de conectar al máximo con lo que nos está sucediendo en ese instante.

Hace unos años me encontraba en una crisis existencial, de esas crisis que nos llega para cambiarlo todo y comenzar de nuevo. Dicen que las madres pueden conectar con los hijos y en ese momento lo confirmé, mi madre me había llamado, me preguntó cómo estaba y le dije: Bien. Mi madre bruja al fin, me dijo: “A veces todo no esta bien, no siempre estamos bien” Y es la pura verdad, viviendo lejos de casa en un país con una cultura totalmente diferente a la mía, he comprendido que a veces todo no esta bien. Que tengo mis días de mucha nostalgia y donde es válido sentirme sola lejos de casa. A veces todo no tiene que estar bien en nuestras vidas y es muy válido.

No pasa nada cuando las cosas no es lo que esperabas

Nuestra tarea más difícil siempre será el aceptar que las cosas cambian en nuestras vidas. Aferrarnos al pasado puede ser un dolor de cabeza muy intenso que nos puede llevar a la locura. No estamos preparados para que las cosas o personas que queremos se esfumén de nuestra vida sin darnos cuenta. Queremos que todo sea como lo hemos planificado, porque el universo es nuestro cómplice y debe obedecer los deseos que tenemos. Pero la vida real, a veces las cosas no salen como lo hemos planificado y es válido que el caos llegue en nuestra vida y nos lleve a cambiar las prioridades que creíamos que eran las correctas.

¿Qué hago cuando todo me sale mal?

No creo que todo te salga mal, lo malo es que nos centramos en esas cosas negativas que nos pasan. No nos detenemos en evaluar porque algunas de esas cosas que tanto queríamos en nuestras vidas dejaron de funcionar. Las lecciones que no aprendemos tarde o temprano tendremos que repetirlas en nuestras vidas. A veces no es cuestión de buscarle sentido a las cosas que nos llegan a pasar, la tarea es saber buscarle un punto de partida y seguir avanzado. Lo sé, todos tenemos una situación que nos marca para siempre, pero a veces, solo nos toca seguir. No es optimismo fácil. ¿Pero qué podemos hacer después de una situación difícil?

Darse el permiso siempre será lo más responsable

He estado en ese lado de no querer seguir y darme el permiso de conectar con esas situaciones duras. Cuando aprendí a darme el permiso de sentir, fue la mejor oportunidad que tuve para aceptar que no todo en mi vida estará bajo mi control. Y de seguro sería muy aburrido si todo sale como lo hemos planificado, necesitamos los cambios en ocasiones para descubrir otras capacidades que llevamos dentro. Cuando todo está bien, rara vez nos detenemos en evaluar que cosas debemos mejorar en nuestras vidas. Cuando llega el caos a veces el universo te esta diciendo lo que hace mucho no querías escuchar. Algunas situaciones difíciles pueden ser una carta de invitación para que cambiemos algo en nosotros que hace tiempo nos estaba alejando de nuestra esencia.

Darse el permiso es muy válido, ese permiso de sentir que me esta pasando, que estoy sintiendo ahora y que quiero cambiar en mi vida. En ocasiones es válido ir por la vida sin ese poder de superhéroes, a veces, solo a veces debemos quedarnos en el caos y evaluar que cosas podemos hacer para salir de ahí con un nuevo aprendizaje en nuestras vidas.

Cuando todo este mal, no te presiones

Caer en el papel de víctima siempre será lo más cómodo y fácil para no encontrar soluciones claras a aquello que no podemos controlar. Cuidado con las exigencias, el caer en las trampas de la culpabilidad, eso te puede llevar a no centrarte en las cosas que debes centrarte. Hay cosas que no depende de nosotros y es ahí donde debemos aprender a diferenciar en que estamos centrado nuestra energía y nuestro mayor poder. Sé que cuándo todo esta mal es muy difícil ser o querer ser optimista, no hay ninguna obligación para serlo. En medio del caos nuestra única tarea es sentir eso que nos esta pasando, porque es el tiempo de sentir, llorar, gritar, perdernos y mandar todo y todos a la mierda y centrarnos en nosotros.

Debemos tener mucho cuidado con las autoexigencias que tenemos con nosotros, es muy peligroso el querer exigirnos tanto en la vida y creer que tenemos algún poder para controlarlo todo. Aquello que no depende de ti, aunque sea duro decirlo, no depende de ti. Y sé que nos centramos tanto en lo negativo que se nos olvida contemplar las cosas positivas que aun siguen a nuestro lado.

Yo no quiero ser fuerte ¿Para qué?

Cuidado con poner un tiempo para sanarte, date ese permiso de sentir. Es válido perdernos en algunas ocasiones, y no tener la menor idea de que pasará luego con nuestras vidas. Pero solo en medio del caos podemos reconstruir nuestra vida a nuestro favor.

[bctt tweet=”Me doy el permiso de sentir y no ser un superhéroe cuando las cosas no salen como me lo esperaba.” username=”alexadacier”]

Preguntas para esos momentos difíciles

¿Qué estoy sintiendo?
¿Qué estoy perdiendo?
¿Qué quiero cuándo salga de esta situación?
¿Qué cambios quiero en mi vida?
¿Qué haré cuándo este bien?
¿Cómo llegué a esta situación?
¿Qué tengo que aprender de esto?
¿Qué haré para salir de esta situación?
¿Depende de mí?
¿Con quienes puedo contar?

Alexa ❤

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.