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Responsabilidad afectiva ¿Qué es?

Solo cuando somos responsables con nuestros sentimientos podemos serlo con los sentimientos de los demás.

La responsabilidad afectiva es reconocer que las personas que tenemos cerca no son objetos y tienen sentimientos. Esto nos lleva a ser conscientes de respetar, valorar, cuidar y sobre todo el poder amar a las personas que elegimos en nuestra vida. Una persona que es responsable con sus sentimientos automáticamente lo será con los sentimientos de los demás. La responsabilidad afectiva nos lleva a entender que amar es QUERER VER BIEN a quien tenemos a nuestro lado y si nos cuesta querer a esa persona, irnos por lo sano siempre será la mejor opción.

Lamentablemente somos seres egoístas por naturaleza, no siempre sabemos valorar y cuidar a las personas que quieren quedarse a nuestro lado. El amor hoy en día es un reto para muchos, cuesta construir relaciones estables y duraderas en el tiempo. No queremos comprometernos cuando la fase del enamoramiento pase y no tenemos idea de cómo irnos a tiempo de la vida de las personas que ya no queremos. Un desafío, pero que no es tan difícil como creemos.

La responsabilidad afectiva es evitar hacerle daño a las personas que decimos amar. ¿Cómo se puede evitar esto? Siendo sinceros, aplicando la honestidad y la empatía en la relación que estamos construyendo. El respeto es vital para aplicar la responsabilidad efectiva, ese respeto inicia desde la honestidad que tenemos con nuestros sentimientos. Nadie puede respetar a otras personas si no sabe aplicar ese respeto consigo mismo.

Las relaciones implican compromiso, honestidad, respeto, proyecto en común y la química de saber con claridad que me une a la persona que tengo cerca. Cuando estos factores no están bien detallados fácilmente podemos pasar al estar con alguien por estar, esto nos puede llevar a mentir, traicionar y no respetar a la persona que tenemos a nuestro lado.

Para evitar que una relación caiga en daños psicológicos y emocionales, es necesario que las dos personas involucradas en la relación sean capaces de desnudarse emocionalmente hablando. En ese desnudo emocional se puede detallar claramente lo que ambos harán para que las cosas funcionen. Y esto incluye que cada uno pueda hablar claramente de sus límites, expectativas, sueños personales y los proyectos en común que quieren compartir en pareja.

Los acuerdos sanos son importantes y necesarios en las relaciones de pareja. Esto nos evita muchos dolores de cabeza y el saber irse cuando creemos que ya no podemos seguir juntos.

La responsabilidad afectiva habla de la madurez emocional que tenemos para responsabilizarnos de nuestros sentimientos y luego el cómo valoramos los sentimientos de las personas que decimos querer.

Es importante analizar qué esperamos cuando asumimos una relación de pareja, no es un juego meter a alguien porque si en nuestra vida. Podemos hacer mucho daño por nuestra inmadurez a personas que solo quieren o buscan ser amadas.

Es importante saber cuándo estamos en una relación qué es lo que juntos queremos conseguir cómo pareja. El hacia dónde vamos y qué haremos para avanzar en la misma dirección. Las relaciones deben tener un código donde la honestidad sea una base principal para seguir juntos.

La responsabilidad afectiva no es solo cuidar al otro emocionalmente hablando, es también cuidar mi estabilidad emocional al lado de esa persona. Cuando estoy bien en una relación voy a dar lo mejor que llevo dentro. Cuando oculto mis sentimientos y quiero irme, pero no sé cómo hacerlo, no estoy siendo coherente conmigo y mucho menos con la persona que está a mi lado. Todo esto nos lleva a lastimar por arte de magia. Aunque a veces lo vemos difícil se puede evitar hacer daño en una relación, para ello necesitamos ser honestos con lo que decimos sentir.

La responsabilidad efectiva nos permite ser con el otro lo que queremos que sean con nosotros en una relación. Damos amor porque esperamos que nos amen, respetamos, porque también queremos que nos respeten. Cuidado con creer que el amor no espera nada a cambio, es como ir a un puesto de trabajo, puedes dar lo mejor de ti, pero si no hay una recompensa no vas a querer seguir ahí.

La responsabilidad afectiva busca como interés el que podamos construir vínculos afectivos más humanos y menos desiguales. Aquí se necesita alejarnos de nuestro egoísmo, pensar mucho más en cómo se encuentra el otro a nuestro lado y viceversa.

Todo esto se lee muy bonito y creemos que no podemos evitar hacer daño y que no nos hagan. Ojalá fuera algo fácil de llevar a la práctica y no lo es. No es fácil porque emocionalmente somos seres analfabetos, estamos aprendiendo a querer y lamentablemente mejoramos el cómo nos entregamos a través de las equivocaciones que vamos haciendo en el amor.

La responsabilidad efectiva te lleva a ser coherente con lo que dices y haces en una relación. Es necesario ser responsables, tener muy claro que si vamos a dejar entrar a alguien en nuestra vida es porque tenemos la capacidad de amar y entregarnos. Y sí es todo lo contrario dejamos en evidencia que sencillamente somos unos inmaduros en el amor que solo queremos jugar con los sentimientos de los demás.

No siempre vamos a aplicar la empatía en las relaciones, pero si es bueno preguntarse ¿Cómo quiero que me traten en una relación? Eso te servirá mucho para que seas el tipo de persona que quieres tener cerca. Las relaciones maduras son posibles de conseguir siempre y cuando tengamos la valentía de querer ponernos en el lugar del otro.

Construir relaciones sanas inicia en uno mismo, el otro sencillamente está para complementar lo que somos y tenemos. Vamos a dar lo que tenemos, puedes mentir a la persona que tienes cerca, pero si tus emociones no son puros, tarde o temprano revelarán la calidad de amor que tienes para dar.

Alexa ❤


Imágenes de: Adobe Stock

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.