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Me siento perdida ¿Qué hago con mi vida?

De seguro llevas tiempo con esa sensación incómoda de sentirte muy perdida en la vida, nada te llena, no sabes que hacer y te cuesta tomar decisiones ahora mismo. Un caos existencial donde vas a necesitar detenerte un poco, dejar de buscar fuera y comenzar a escucharte. He estado ahí y de seguro lo estaré de nuevo a lo largo de mi vida. Ahora me resulta fácil hablar del tema, pero entenderlo fue todo un proceso. Nos vamos a perder a lo largo de nuestra vida y que bonito poder hacerlo, porque al final perderse nos ayuda a descubrir muchas cosas que desconocíamos de nosotras .

Sentirse perdido en ocasiones deja una amarga sensación, todo eso te lleva a querer replantearte cosas sobre ti y la vida. Creo que es la misma vida pidiéndote que aprendas a detenerte y conectar contigo. Una tarea que no es nada fácil en algunas ocasiones. Aquí entra un punto importante con perderse, es que a veces tiene que ver con todas esas expectativas que teníamos respeto a algo que no pudimos lograr. Nuestro nivel de exigencias.

Si llevas tiempo pasando por esta situación y no sabes cómo salir de ahí, solo te puedo decir que busques de manera urgente ayuda psicológica para poder encontrar soluciones a esa situación. Porque esto puede ser un círculo vicioso donde fácilmente le damos entrada a la ansiedad, depresión o ideas suicidas.

Necesitas

·        Tomar otra actitud y ver que necesitas para estar bien contigo misma.

·        Detenerte y analizar en qué punto de tu vida te perdiste.

·        Dejar de ser tan exigente contigo y entender que a veces la vida tiene otros planes para ti.

Salimos, creemos que no, pero lo hacemos. Puedes creer que te encuentras en un agujero sin salida, ves todo oscuro y te cuesta salir de ahí. Desde mi experiencia propia cada vez que me he sentido perdida, he podido descubrir cosas nuevas de mí. Valorar la vida desde otra mirada y seguir con nuevos objetivos.

Vamos a pasar por etapas de transición difíciles en nuestra vida, no vamos a entender nada de lo que nos está pasando. Pero no olvides que la brújula para encontrar el camino está dentro de ti. Tus sueños, tus valores, tu concepto de amor propio, todo ello son mapas para construir quién eres y quién quieres ser.

Esta sensación te puede llevar a sentirte que te has perdido en un desierto. Estás contigo y tienes que aprender un poco a analizar qué es lo que quieres de ti y la vida.

Ahora toca que seas lo más honesta posible, puedas detenerte un buen rato contigo y cuestionarte las siguientes preguntas

¿Quién soy yo?

¿Qué quiero?

¿Qué espero de mí?

¿Qué espero de los demás?

¿Cuáles son mis sueños?

¿Qué me mueve ahora mismo?

¿Hacia dónde me dirijo?

¿Cuáles son mis expectativas conmigo?

¿Cuáles son mis expectativas con la vida?

Analiza y se honesta contigo y evalúa cuáles de estas razones te hacen sentirte perdida con la vida y contigo

No te conoces

Llevas tiempo viviendo la vida que otros han querido para ti, todo eso te lleva a estar en guerra con lo que quieres, deseas y deberías hacer. Si estás deseando vivir tu propia vida tienes que saber que no todo el mundo te lo va a aplaudir, pero mientras estés en paz contigo, hazlo y punto. Escúchate, aprende a hacerlo y habla contigo misma. Debes preguntarte qué es lo que necesitas para ser feliz y ojalá que esa felicidad no esté basada sólo en cosas materiales. Deja de buscar la aprobación de los demás, es tu vida, toma el timón de ella.

Es una lección que tenemos pendiente, el conocernos, pero es algo que haremos todo el tiempo de nuestra vida. El autoconocimiento nunca termina, siempre tenemos que aplicarlo en cada etapa de nuestra vida.

No tienes objetivos, sueños, metas algo que te motive ahora mismo

Quizás tenías las cosas muy claras, sabias hacia donde te dirigías, pero la vida te hizo un cambio de jugada y decidiste no soñar, no moverte y solo quejarte. La vida con sentido trata de tener propósitos. Cuando quieres algo buscas toda la manera posible de tenerlo, porque eso te mueve. Una vida con propósitos es el pasaporte que necesitamos para no seguir anclados al pasado.

Las personas que se mueven por un propósito suelen levantarse con más energía cada día, viven más centradas, satisfechas felices y estables. ¿Qué te impide ser una de esas personas?

No confías en ti

No te ves capaz de cambiar tu vida o responsabilizarte del todo de ella. No crees en la capacidad que tienes para cambiar tu vida, te limitas en moverte de tu zona segura. Solo puedes descubrir la valentía que llevas dentro, asumiendo aquello que tanto quieres hacer y no haces. No hay peor cárcel emocional que aquella donde no somos conscientes del poder que tenemos para cambiar nuestra vida.

Ojo: confiar en ti no es creer que tienes poderes para conseguirlo todo, algunas cosas no van a depender de ti. Es sencillamente reconocer cuales cosas depende de ti y moverte. La tarea es que seas optimista con los pies en la tierra.

Muchas expectativas con la vida

A veces sin querer basamos nuestra felicidad en cosas, personas, lugares, situaciones y luego nos quedamos con la sensación de vació por eso que ya no tenemos. No tener expectativas no es nada sencillo, pero es bueno que sean expectativas realistas y basadas en tus posibilidades. No deposites tanto en los demás tu felicidad, eso te ayudará a evitar algunos dolores de cabeza.

Te rindes no quieres arriésgate

Das por hecho que tu vida es y será así, que no puedes hacer nada. Que lo mejor es quedarte en el pozo y no querer seguir. No ves posibilidades, nada te llena y tú misma te condenas a vivir una vida miserable donde crees que no vas a salir.

Las cosas grandes en tu vida no van a suceder sin mover el culo y lo sabes. Y de seguro las grandes oportunidades que tanto estás deseando no saben la dirección de tu casa, en pocas palabras sabes que tienes que moverte. Eso de seguro lo sabes.

Preocúpate, pero a la vez ocúpate de la parte que te toca. Quéjate, pero a la vez muévete. 

Alexa ❤

Imagenes Adobe Stock

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.