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Es probable que todas hayamos experimentado, en algún momento, esos pensamientos que llegan a nuestra mente sin invitación, y que parecen desestabilizarnos por completo. Estos pensamientos, conocidos como pensamientos intrusivos, suelen ser perturbadores, repetitivos y fuera de lugar.

Pueden aparecer en momentos de tranquilidad, cuando estamos ocupadas en nuestras rutinas diarias, o incluso cuando estamos disfrutando de un buen momento. Pero ¿qué son realmente? ¿Por qué ocurren? ¿Cómo podemos manejarlos de una manera que no afecten nuestra paz mental?

¿Qué son los pensamientos intrusivos?

Los pensamientos intrusivos son imágenes, ideas o impulsos que aparecen de manera inesperada en nuestra mente y que, en muchos casos, parecen estar fuera de nuestro control. Pueden ser absurdos, extraños e incluso aterradores, lo que provoca ansiedad y malestar. A menudo, se relacionan con temas que generan incomodidad, como el miedo a hacer daño a alguien, perder el control o cometer un error grave.

Lo importante es entender que estos pensamientos no reflejan quiénes somos ni lo que realmente deseamos. Son un fenómeno normal de la mente, pero cuando los interpretamos de manera negativa, pueden convertirse en una fuente de angustia.

Por ejemplo, puedes estar en la cocina preparando una comida y, de repente, tu mente te lanza una imagen de ti misma tirando el cuchillo de manera agresiva. Esto puede provocar un susto inmediato, haciendo que te preguntes por qué tu mente generó esa imagen.

Lo que debemos tener claro es que estos pensamientos no son una representación de nuestros deseos reales, sino simplemente una manifestación de la mente sobrecargada o ansiosa.

Hay diversas razones por las cuales pueden surgir los pensamientos intrusivos, y la mayoría de ellas están relacionadas con el funcionamiento natural del cerebro. Algunas de las causas comunes son:

  1. Estrés y ansiedad: Cuando estamos en estados de alta ansiedad, nuestro cerebro puede generar estos pensamientos como una forma de “advertencia”. La ansiedad tiende a amplificar nuestras preocupaciones, y los pensamientos intrusivos se alimentan de este estado mental agitado.
  2. Perfeccionismo: Las personas que se exigen mucho a sí mismas tienden a tener pensamientos intrusivos con más frecuencia, ya que cualquier duda, error o percepción de falla puede ser percibida como una amenaza.
  3. Fatiga mental: Cuando estamos agotadas, ya sea por falta de sueño o sobrecarga de tareas, nuestra mente no tiene los recursos suficientes para filtrar correctamente los pensamientos, lo que facilita la aparición de pensamientos no deseados.
  4. Trauma o experiencias pasadas: Las personas que han experimentado traumas o eventos estresantes a menudo tienen pensamientos intrusivos como un eco de esas experiencias, ya que su mente sigue buscando formas de protegerse ante el miedo o el peligro.

Muchas mujeres tienden a sentirse particularmente afectadas por los pensamientos intrusivos debido a las presiones y expectativas que enfrentamos diariamente. A menudo, las mujeres son socializadas para asumir el rol de cuidadoras, lo que puede aumentar la culpa o el miedo cuando surgen pensamientos que se perciben como amenazantes para la familia o los seres queridos.

Por ejemplo, las madres primerizas pueden tener pensamientos intrusivos relacionados con hacer daño a su bebé sin querer, lo que genera una intensa angustia. Aunque estos pensamientos no reflejan un deseo real, pueden hacer que la mujer sienta que es una mala madre, exacerbando la ansiedad y el estrés. Es fundamental recordar que estos pensamientos no significan que algo esté mal contigo, ni que te conviertan en una mala persona.

Aunque los pensamientos intrusivos pueden ser angustiosos, hay varias estrategias que puedes aplicar para manejarlos de manera efectiva. Aquí te dejo algunas recomendaciones que te ayudarán a afrontarlos con más serenidad:

  1. No te juzgues por tus pensamientos: Lo primero y más importante es dejar de juzgarte por tener pensamientos intrusivos. No reflejan tu carácter ni tus deseos más profundos. Es esencial entender que tener pensamientos negativos o perturbadores no significa que vas a actuar en consecuencia.
  2. Deja pasar el pensamiento sin reaccionar: Los pensamientos intrusivos tienden a ganar más fuerza cuando les damos atención. Si tratas de combatirlos o eliminarlos, es probable que se vuelvan más persistentes. En su lugar, intenta observar el pensamiento sin reaccionar ante él. Imagina que es una nube que pasa por el cielo de tu mente. No necesitas aferrarte a él ni actuar en consecuencia.
  3. Practica la autocompasión: Ser amable contigo misma es crucial cuando enfrentas pensamientos intrusivos. Recuerda que el cerebro es un órgano complejo, y muchas veces genera pensamientos que no tienen un propósito concreto. Ser compasiva contigo misma te permitirá liberarte de la culpa o la vergüenza que puedas sentir.
  4. Utiliza técnicas de mindfulness: El mindfulness, o atención plena, es una herramienta poderosa para manejar los pensamientos intrusivos. Al enfocarte en el presente, en tu respiración o en las sensaciones de tu cuerpo, puedes reducir el poder que tienen estos pensamientos sobre ti. Puedes practicar meditación o simplemente hacer ejercicios de respiración profunda cuando sientas que un pensamiento intrusivo te abruma.
  5. Cuida tu bienestar físico y emocional: A menudo, los pensamientos intrusivos son más frecuentes cuando no cuidamos adecuadamente nuestro bienestar. Dormir lo suficiente, mantener una dieta equilibrada y buscar momentos de relajación o ejercicio pueden ayudarte a mantener tu mente en un estado más calmado y centrado.
  6. Busca apoyo profesional: Si sientes que los pensamientos intrusivos están interfiriendo gravemente con tu vida diaria, es importante considerar la ayuda de una terapeuta. Una profesional de la salud mental puede ofrecerte herramientas especializadas para lidiar con estos pensamientos, así como ayudarte a identificar posibles causas subyacentes.

Es fundamental que entendamos que los pensamientos intrusivos son una parte normal de la experiencia humana y no definen quiénes somos. Todas las personas, en mayor o menor medida, pueden experimentar este tipo de pensamientos en diferentes momentos de sus vidas.

Lo importante es aprender a no darles tanto poder, y saber que no necesitamos actuar sobre ellos ni interpretarlos como una amenaza.

Si nos permitimos ser más amables con nosotras mismas, comprenderemos que nuestra mente puede jugar trucos a veces, pero eso no cambia el hecho de que somos seres valiosos, con la capacidad de manejar nuestros pensamientos de una manera saludable.

La clave está en practicar la aceptación, desarrollar estrategias para enfrentarlos, y siempre recordar que somos mucho más que nuestras preocupaciones temporales.

Los pensamientos intrusivos no son una sentencia. Con el tiempo y las herramientas adecuadas, podemos aprender a vivir con ellos sin que dominen nuestra paz interior.

Written by

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.