Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 18 segundos

¿Y tu amor propio para cuándo?

Volvemos a encontrarnos por aquí, en el post anterior ya había dicho que en este mes este blog estará hablando del amor. Pero no te ilusiones mucho que no solo estaremos hablando del amor de parejas. Hoy nos toca hablar de un amor especial, nuestro amor propio.

¿Cuándo fue la última vez que te dijiste me quiero? O alguna palabra positiva que te hiciera sentirte orgulloso de ti mismo. ¿Cuándo? ¿Cuándo?

  • Nos pasamos la mitad de nuestra vida queriendo complacer a los demás, mantener una buena reputación, ser buenos en algo para otros. Pero muy pocas veces nos detenemos en evaluar cómo nos llevamos con nosotros mismos. Que tipos de creencias tenemos sobre nosotros mismos y que valor nos damos en la vida.

Realiza un stop, evalúa por qué estas complaciendo tanto las expectativas de los demás y no las tuyas propias. ¿ Por qué?

  • ¿Si tuvieras una relación contigo mismo que cosas harías para que dicha relación funcionara? Ahí radica la tarea, pocas veces reconocemos que llevarnos bien con nosotros mismos es  como mantener una relación de pareja. Ya que el amor verdadero, amigo mío, consiste en cómo nos amamos a nosotros mismos. Damos lo que somos y tenemos.

  • En las consultas psicológicas la mayor parte de los casos  tratados tienen que ver mucho con lo que conocemos como autoestima, la autoestima es una mezcla de creencias, pensamientos y valoraciones que tenemos con nosotros mismos. El cómo nos miramos y el cómo nos aceptamos.
  • Hablar de autoestima es hablar de un tema muy de moda y a la misma vez difícil de identificar cuando lo vivimos nosotros mismos, ya que muchas veces creemos que apreciarnos y demostrarnos cariño a nosotros mismos nos puede llevar al narcisismo.

  • El amor propio es una tarea del día a día y esa tarea, como todo en la vida, necesita como herramienta el ser constantes y estar dispuestos a dar lo mejor de nosotros.

Gracias a la autoestima nos desarrollamos emocionalmente, tomamos decisiones sabias, apreciamos y aceptamos a los demás tal como son, porque cuando aprendemos el valor de conocernos a nosotros mismos lo hacemos de igual modo con los demás. Damos lo que llevamos dentro, ¿cómo puedo amar a los demás cuando no me amo a mi mismo?

No hay una varita mágica para cambiar la percepción negativa que nos tenemos  a veces a nosotros mismos o los crueles que podemos llegar a ser cuando tenemos que juzgarnos. La única magia de esto es quererse y aceptarnos mucho más allá de nuestros errores, de nuestras creencias, de nuestro valor y de nuestra realidad.

7 pasos para que te enfoques en tu amor propio

1. No te compares:   Compararnos nunca nos lleva a ningún lugar positivo. Nadie es más ni menos que tú, somos lo que somos y eso no es algo negociable.

[bctt tweet=»No necesitas ponerte en el lugar de otro para medir tu valor como persona.» username=»alexadacier»]

2. Acéptate y perdónate: Dicen los expertos en los temas psicológicos que perdonarnos a nosotros mismos no es nada fácil, porque cargamos por mucho tiempo con aquellos fallos que hemos cometido con nosotros mismos o con otros. Perdonar es dejar ir, quitar cargas emocionales de más en nuestras vidas.

Acéptate: El camino al amor propio es un camino de aceptación. Este camino de aceptar es la oportunidad que nos damos a nosotros mismos de aprender a lidiar con todas esas cosas tanto negativas como positivas que poseemos.

Tarea: escribe una carta en la que expongas todo aquello que hasta ahora no te guste de ti y  todo aquello de lo que te sientas culpable. Luego de eso despídete de dicha carta y rompe la carta en pedazos. Date la oportunidad de iniciar desde 0 y deja lo más lejos posible la culpabilidad.

3. Piensa en positivo lo más que puedas: Ya hemos hablado del beneficio del lenguaje positivo, existen muchos estudios que nos hablan sobre los beneficios que obtenemos cuando aplicamos una actitud positiva en nuestra vida. Nos mantenemos más saludables, nuestra mirada de cómo vemos y aceptamos a los demás es muy diferente y nos adaptamos rápidamente a los cambios. Decirnos: no soy bueno para nada, no soy capaz, soy un fracasado… son pensamientos vampiros que lo único que hacen es despreciarnos como personas.

4. No te quedes sin objetivos en la vida: Los objetivos o metas claras en la vida nos mueven y nos ayudan a poder estar ocupados en la vida. Cuando nos ponemos metas que no están en nuestras posibilidades la sensación de fracaso nos lleva a querernos menos, como si nuestro amor propio se basara en lo que logramos.

5. Realiza críticas constructivas sobre ti mismo: Evaluarnos nunca está de más, pero cuando lo hagas intenta ser lo más constructivo que puedas, ya que a la hora de hablar de nosotros mismos no resulta ser nada fácil. Saca tiempo para decirte lo valioso que eres, lo importante que eres, lo mucho que te quieres y lo orgulloso que te sientes de ti.

6. Tiempo para ti y solo para ti: Dedícate tiempo de calidad para estar a solas contigo. Realiza con más frecuencia aquellas cosas que te hacen sentir feliz, rodéate de personas que sepan subirle el volumen a tu felicidad. Una cita contigo mismo.

7. Ámate y punto: Amor propio es cuidarse, aceptarse, valorarse, conocerse, perdonarse y mil palabras más que podríamos seguir mencionando por aquí.

Una persona que se ama es una persona que vive con los pies en la tierra y es realista con todo aquello que le rodea. No pretende complacer en primer lugar a los demás, sabe darse el lugar y el valor que necesita. Sabe soñar, aceptar los cambios en la vida, es constante en sus decisiones y un fiel amante de la actitud positiva.

¿Y tu amor propio para cuándo?

Tu amor propio te está esperando ahora, en este momento en este instante. Tu amor propio es un encuentro que se hace en el presente.

Ámate y nunca dejes de aceptarte tal como eres.

Saludos.

¡Seguimos!

Loading

Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.