Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 28 segundos

Carta para alguien que no quiere seguir viviendo

De repente comienzan a suceder cosas en tu vida, de esas cosas que no hubieras elegido ni en una película de terror. Tu vida ahora mismo es un caos emocional donde emocionalmente no te sientes conectado/a con nada y con nadie.  Dolor y sensación de estancamiento es lo que ahora mismo sientes. Tu vida se ha detenido y no sabes cómo salir de ese pozo de dolor donde te hundes cada día más. Respiras, pero, no vives, la felicidad ha desaparecido de tu vida. La tristeza o la sensación de que la vida es muy injusta contigo, te lleva a creer que vivir ya no tiene sentido.

La primera vez que esos pensamientos llegaron a mi cabeza creía que lo mejor para no sufrir era morir, desaparecer. Y creo que en muchas ocasiones lo único que buscamos es querer desaparecer el dolor de la manera más rápida posible. Con muchas lágrimas tuve que reconocer que los procesos dolorosos hay que vivirlos, es necesario transitar por el dolor y ver qué podemos aprender de aquello que no podemos gestionar. No quiero decirte palabras bonitas para disfrazar lo que ahora mismo estás sufriendo, pero, vas a necesitar confiar mucho más en ti para salir de ahí. Vas a necesitar agarrarte a la vida, con fuerza, reconociendo que, a pesar de no querer seguir, podemos levantarnos de nuestras derrotas. Para lidiar con los pensamientos suicidas hay que aferrarse a la vida, a lo que nos llena y nos alimenta de adentro hacia fuera.

Hay etapas en la vida donde nos cuesta encontrarle sentido a la vida. Etapa de dolor donde las tormentas emocionales nos hacen creer que no tenemos fuerza para seguir. Cuando en tu vida; el dolor, la desesperación o incluso el mismo caos, se hacen presentes, date el permiso de sentir. No te diré que todo sucede por algo, porque en ese momento de dolor, es imposible ver el lado positivo de las cosas que tanto duele. Deja de luchar o resistir a esos nuevos cambios que están llegando en tu vida. Deja que el caos se instale en tu vida, ahora toca entender que a veces no podemos con todo y esta bien. He incluso que esas pérdidas, decepciones, traiciones, inestabilidad emocional o económica, aunque nos cueste aceptarlas, son parte esencial de vivir.  

Grita, lo suficiente para que tus seres queridos puedan escucharte y a la vez acompañarte. Estos pensamientos están ahí, no lo alimentes creyendo que es el único camino para salir del dolor. Hay más opciones a pesar de la oscuridad emocional que estemos viviendo. Y no te sientas mal porque ahora mismo no quieras o sientas que no puedes más con todo este dolor que te agobia. Siempre lo he dicho, todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

No conozco tu sufrimiento y mucho menos sé cuánto tiempo llevas luchando con seguir cuando no sabes como hacerlo. No sé qué ha pasado en tu vida y cuáles son las razones de peso que tienes para no verle sentido a la vida. Lo único que sé es que, para poder darle otro sentido a la vida, vas a necesitar reescribir tu concepto sobre la vida. Y lo sé, la vida a veces es muy caótica, dolorosa y llena de decepciones, pero, a la vez, vivir es el mejor regalo que tenemos para reconstruirnos y mejorar cosas en nuestro día a día.

Ahora sientes que no puedes más, crees que la vida para nada ha estado de tu parte. Lo has intentado tanto, pero, en vez de salir, sientes que te hundes mucho más en tu desgracia. Antes de seguir alimentando esos pensamientos, detente, piensa en el daño que le puedes dejar a tus seres queridos. Detente, busca urgentemente ayuda y encuentra otras opciones que te pueden ayudar a salir de ese pozo.

Lo sé, sientes que tus problemas no tienen solución o que no vas a poder ser feliz más adelante. Eso no lo sabes del todo, la vida puede cambiar en un segundo para bien. Las cosas pueden mejorar, la tristeza puede desaparecer, el dolor se puede calmar, las deudas se pueden saldar. La vida nos puede sorprender y a la vez podemos sanar y salir de nuestro pozo emocional.

Aunque creemos que no hay razones para encontrarle sentido a la vida, siempre se puede encontrar algo que nos reanime, algo que nos despierte y nos impulse a seguir. La vida al final se trata de seguir, incluso cuando creemos que no podemos hacerlo.

La vida no es siempre sufrimiento, no es siempre dolor, no es siempre desesperación, no es siempre lidiar con la tristeza. Todo no es blanco o negro hay mas colores para disfrutar en la vida. No te olvides de otras situaciones caóticas que has superado a lo largo de tu vida. Y la vida siempre está llena de circunstancias, algunas bonitas, otras no tan bonitas, pero, de todas ellas podemos salir. Y aunque ahora mismo piensas que esto solo te pasa a ti, hay millones de personas que han pasado o están pasando por situaciones parecidas a la tuya. Lo que ahora mismo estás viviendo otros también saben lo que es.

Puede ser que la estructura de tu vida ahora mismo sea un caos, ahora toca priorizar, detenerte y organizar tu vida, no dudes en hacerlo. Las preocupaciones no desaparecen, creo que es el sello de ser adultos. Un día vas a resolver algo y al día siguientes vendrá algo diferente. Creo que la vida es un crucigrama en todo tiempo. Tu vida no va a cambiar quedándote de brazos cruzados o quejándote de las cosas malas que suelen pasarte. Hay que tomar la decisión de querer estar bien, para poder estar bien.

No pasa nada por mostrarte vulnerable, por reconocer que ahora mismo te sientes perdida, por no tener ánimos para seguir, a veces es parte de la vida sentirse así. No somos robots, somos seres humanos y a veces se está bien y otras veces no. La vida es una escuela en ella estamos aprendiendo las 24 horas del día.

Tus problemas quizás tarden tiempo en irse, ahora, el punto importante es cuidar de ti. Hay que reconocer que con todo esto que estás luchando, pueden desaparecer o no tener tanta importancia más adelante.

Alexa ❤

Imágenes de: Adobe Stock

Loading

Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.