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Amistades que dejan de funcionar ¿Cómo seguir sin esas personas que querías para siempre en tu vida?

Los amigos no son para siempre, duele aceptarlo, pero, hay amistades donde tendremos que aprender a despedirnos y seguir nuestro camino. Nadie nos prepara para reconocer que a veces tendremos que alejarnos de algunos lugares o personas y eso duele. Cuando la amistad es un valor principal en tu vida, te cuesta aceptar como algunas personas deciden irse de tu vida.  Al igual que en las relaciones de pareja, con los amigos deberíamos tener un compromiso y una honestidad sobre las intenciones que tenemos con ellos.

Quedarse sin una amistad de la noche a la mañana, duele.

No será fácil seguir sin esas personas que para ti eran amistades que querías a largo plazo en tu vida. Pero, cuando esto suceda, es la misma vida diciéndote que algunas personas ya han cumplido su misión en tu vida. Ya no pueden darte más. Las amistades también a veces tienen fecha de caducidad. Las personas tienen derecho a no ser permanentes en nuestra vida.

Dejar ir es una tarea que aprendemos a hacer cuando toca hacerlo. Son etapas de transición para dejarle espacio a algo diferente que vendrá más adelante en tu vida. Las despedidas son procesos de la vida, no siempre vamos a estar preparados del todo para decirle adiós a alguien que era valiosa y admirábamos su presencia.

Tú cambias, las personas también. Y esas cosas a veces se ven reflejadas en las personas que tienes cerca. Porque lo que antes teníamos en común ahora no está presente y está bien. No se trata de buscar culpables, a veces esas personas se irán sin despedirse, dejando una sensación de culpa e incluso sentimiento de inferioridad. No te lo tomes personal, aunque es algo que te afecte directamente. No eres insuficiente porque alguien dejó de ser tu amiga o amigo.

También hay cosas que a veces no podemos perdonar o no estamos preparados para olvidar y puede llegar a ser una manera de romper algunas amistades. Los amigos también nos pueden llegar a fallar o incluso lastimar. Lo que tenemos que poner en balanza es cuando alguien no hiere con intención y cuando lo hace “sin querer queriendo”.

Pasando los años, nos vamos dando cuenta que en tema de amistad lo preferible es tener calidad y no cantidad de personas a nuestro lado. Necesitamos amigos para reír, llorar, apoyarnos, confiar y sentirnos seguros cuando emocionalmente creemos que no podemos más. Eso debería ser lo básico a la hora de llamarle AMIGO, a alguien y dejarles un bonito lugar en nuestra vida.

El mejor gesto de amor propio que puedes hacer por ti es dejar ir a las personas que ya no quieren seguir en tu vida. No te retengas, no te aferres a lo que ya no depende de ti. No permitas que esas personas que se han ido se lleven la mejor parte de ti con ellas.

Deja ir, aunque duela, aunque no sepas cómo hacerlo. Los amigos que estén destinados a quedarse, se quedarán si tu sacrificarte o mendigar que se queden a tu lado. Deja que esos recuerdos bonitos se queden a tu lado, no tienes por qué borrar todo lo vivido en esos lugares.

Para seguir sin esas amistades, intenta acudir al AGRADECIMIENTO es lo único que nos puede ayudar a entender porque algunas personas ya no pueden seguir a nuestro lado. Conectar con la gratitud te va a permitir entender que esas personas ya te aportaron lo que tenían para darte. Quédate con los recuerdos bonitos, las vivencias aprendidas y el aprendizaje obtenido con esas personas.

Los amigos es la familia que escogemos, intenta de ahora en adelante hacerlo desde un lugar consciente y ser muy selectiva con dicha decisión. Se cauta con las personas que dejas que conozcan todas tus versiones.  No te des latigazos emocionales si esas personas no fueron lo que tú esperabas, elegiste desde lo que veías y parecía bueno.

Cuando esas personas deciden irse ¿Cómo seguir nuestra vida?

1-   Vive el duelo

Créeme es un duelo, va a doler, la culpa se va a instalar y la sensación de haber perdido algo valioso se hará presente. Llora, date el permiso de extrañar a esas personas. La tristeza es un recordativo de la ausencia de las personas que una vez queríamos, no huyas de esa emoción. Tu duelo, tiene fecha de caducidad, es un proceso, transitar en él te va a permitir conocerte más. Puedes cerrar ese ciclo con una cata, despidiéndote de esas personas si no pudieron irse con una despedida.

2-   Recibe esas emociones

¿Qué sientes? Sé honesta con las emociones que están habitando en ti. Es normal y natural que te sientas molesta, engañada, confundida, triste o preocupada. A pesar de lo difícil que es vivir con algunas emociones, no olvides que ellas tienen una función, enseñarte dónde estás y cómo estas a nivel emocional.

Las emociones llegan para ser escuchadas, aprende a escucharlas y no huir de ellas.

3-   Ve a terapia

ir a terapia puede ser una buena decisión para aprender a reconocer esas emociones y respetar lo que sientes. Quizás creas que estás viviendo un rechazo y eso ha abierto heridas que tienes que sanar. En terapia también podrás reforzar tus habilidades sociales y conocer nuevas personas.

4-   No saques conclusiones

Cuando alguien se va sin despedirse, no deberíamos satanizar las decisiones de esas personas. Aunque duela entenderlo, no siempre las personas pueden dar la cara cuando se trata de despedirse. Intenta que tus conclusiones no sean desde el odio o el dolor. Las personas que se van sin despedirse te lo han dicho todo. No saques conclusiones sobre cosas que no han pasado, mira la última conversación con esa persona o como fue la última vez que se vieron. De seguro había cosas que pasaste por alto que eran señales para darte cuenta de cómo esa persona se iba distanciado.

Las personas no se van de la noche a la mañana, en muchas ocasiones antes de irse físicamente, emocionalmente ya se habían despedido.

Alexa Dacier

Psicóloga Terapia de Pareja y Terapeuta de pareja Imagen Adobe Stock

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.