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Todo lo que aprendí de la tristeza

Yo también me creí la falsa teoría de que estar triste era debilidad, también me creí que estar triste era el no tener fuerzas y ganas para seguir el curso de la vida. Pero no, estar triste es un estado natural de la vida, porque es otra manera de expresar quienes somos cuando algo nos duele y ya no estará presente. Caí en depresión, un estado que te consume y no te hace ver mas allá de tu realidad. Me hundí y no me creí lo suficientemente fuerte para salir por mi misma de dicha situación.

Cuesta muchísimo ver quien eres, cuando ya no puedes seguir el curso de la vida con aquellas cosas o personas que te llenaban de felicidad. Y es que no nos gusta perder, queremos siempre ganar y ganar, pero la vida consiste también en saber perder, en dejar ir, soltar, y aceptar que las cosas no siempre son como queremos que sea. Solo en medio del dolor podemos entender que queremos en realidad cuando ya no sigue presente aquello que nos hacia creer que éramos felices.

De la tristeza sabemos mucho y nada a la vez, sabemos lo que es, pero cuando lo vives en carne propia todo es diferente. La tristeza es un estado y los estados siempre son pasajeros, tienen fecha de caducidad, con la tristeza creemos que el tiempo pasa muy lento. Y quizás el tiempo no pase tan lento como creemos. Sencillamente la tristeza ira a tu ritmo, tú decides que duración va a tener en tu vida. Pero a veces llevamos tanto dolor por dentro, que el mismo tiempo no es suficiente para sacar todo el dolor que llevamos dentro. Sencillamente a veces nos tocará asumir que la vida sigue y que quedarnos tanto tiempo acariciando aquello que nos duele es no querer sanar por completo.

En mi proceso de estar triste comprendí que solo yo puedo administrar mi dolor, que nadie puede ponerse en mi piel y que estar triste es la evidencia de que algo me ha hecho daño. Y no quizás daño del todo, quizás en medio de la tristeza es la única herramienta que tenemos para conocer quienes en realidad somos cuando las cosas están fuera de nuestro control. Y aprender, porque para algo debe servirnos el caer.

Es tu dolor, solo lo puede administrar tú

Tus seres queridos buscarán la manera de darte ánimos, de invitarte a que seas fuerte y que puedas volver a ser tú, te dirán cosas que ellos no serán conscientes, es que, si alguien no ha vivido lo que a ti te duele, es muy difícil que se pueda poner en tu piel. Y entiendo que siempre busquemos la manera de ayudar a un amigo que lamentablemente no lo está pasando bien, pero a veces un abrazo sincero, un yo estoy contigo, es suficiente, algunas palabras solo nos llevan hacer más daño aquella persona que lo está pasando mal.  Por eso, solo tú conoces por completo tu dolor y porque te duele aquello que ahora mismo no puedes controlar.  Solo tú eres responsable del tamaño del dolor que llevas dentro, solo tú puedes decidir que tanto te puede afectar algo que hoy en día te hace estar en un estado tristeza.

Los demás tienen derecho a decir lo que quieran

Hace poco hablaba en Instagram con una seguidora, ella estaba pasando por un estado depresivo que no podía controlar, me contaba que sus amigos y familiares querían decidir por ella, se creían que ella no tenia voz para tomar acción en su vida. Mientras hablábamos claramente le dije, los demás pueden decir lo que quieran, pero nunca pueden DECIDIR en como debe ser o no tu vida. Para muchos estar triste es creer que la otra persona es débil o que le gusta estar triste, yo, que conozco la tristeza sé claramente que es una sensación que nos consume lentamente, nos ciega de la realidad y nos hace buscarle tantos Porque a lo que sencillamente es un PARA APRENDER. Claro, no todo el mundo se da el permiso de estar triste, no todo el mundo es consciente de que la tristeza es una etapa de la vida y que todos tenemos que pasar por esa etapa.

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¿Qué se puede aprender de la tristeza?

Se aprende que en el suelo solo nos queda dos opciones, seguir ahí o levantarnos. Es una de dos, nos acomodamos a la tristeza o buscamos las fuerzas que llevamos dentro para decidir por nosotros y cambiar aquello que solo nosotros podemos cambiar. De la tristeza aprendemos a cuidarnos mucho más, a dar lo que tenemos que dar y reconocer quienes en realidad son aquellos que siempre estarán con nosotros.  De la tristeza aprendemos, que solo nosotros nos podemos salvar cuando criamos que ya no podíamos hacerlo. Nadie vendrá a darle el sentido que necesitas darle a tu vida. Nadie vendrá a decirte claramente lo que debes o no hacer para salir de ahí y aunque otros te lo digan, solo tu tienes el VALOR y la VALENTÍA de ASUMIR que es lo que en realidad necesitas para darle TU PROPIO SENTIDO A TU VIDA, después de haber tocado fondo. ¡SOLO TÚ!

Nos educaron a no expresar libremente nuestras emociones, y una de esas emociones que a muchos nos ha costado expresar ha sido la tristeza, recuerdo como en mi adolescencia, callaba cuando algo me llenaba de tristeza, porque creía que decirlo era mostrarme vulnerable. ¿Para que necesitamos creernos fuertes en todo el tiempo? Así que, de hoy en adelante deja que tus emociones salgan libremente de ti, estar triste es la única evidencia de que somos personas que sentimos y sabemos expresar aquella cosa que nos duele.

Gracias a la tristeza he aprendido que soy una persona que se entrega muchísimo y que de ahora en adelante me toca volver a encontrarme mucho más conmigo. Que la única persona que siempre estará conmigo soy yo y por esa misma razón debo aprender a cuidar mucho más la relación que tengo conmigo.

Te invito a que en tus procesos de creer que ya no tienes fuerzas, te centres mucho más en ti.

Nadie te va a salvar, lo haces tú o te jodes toda tu vida.

La tristeza, una emoción básica que sirve para algo.

Alexa 

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Escrito por

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.